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Entrevista 

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Daniel Buquet 

Doctor en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-México)

Tema: El Estudio de la Ciencia Política en América Latina 

-       ¿Cuáles serían los rasgos distintivos de la Ciencia Política que se hace hoy en América Latina?

Para distinguirla de alguna otra Ciencia Política que yo pueda conocer, como la anglosajona y la europea continental –que sería una especie de escuela alternativa-, una más cuantitativa y una más cualitativa, yo creo que América Latina, se ubica a medio camino. Pero en un proceso de traslado desde una fuerte influencia europea, de tipo teórico cualitativo, esa Ciencia Política que viene de la Filosofía y la Historia más que de la Sociología o la Sociología empírica y ha ido adquiriendo el componente más cuantitativo, más positivista en el enfoque, más riguroso en términos de definición y medición de variables.

 

Creo que es una Ciencia Política muy plural, donde conviven diferentes enfoques y en donde a veces hay polémicas. La discusión entre estos enfoques cualitativo y cuantitativo, por llamarlos de alguna manera, tienen dos resoluciones. Una donde serían más bien estrategias complementarias, conviven y los mismos investigadores usan distintos enfoques. En la otra, la relación es de disputa. Uno u otro se atribuye el carácter de ser más válido como enfoque. América Latina tiene este componente tal vez más autóctono, que hoy creo que está enmarcado en esta idea de teoría crítica pero que viene del pensamiento latinoamericano, de la dependencia, del antiimperialismo, del concepto de dominación.

CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), por ejemplo, es un ámbito académico que promueve decididamente objetos de estudios específicos y un tratamiento que no excluya por completo a los demás; pero los enfoques positivistas más cuantitativos son más periféricos en CLACSO. En los noventa prácticamente no existían los departamentos de Ciencia Política de estilo más anglosajón que últimamente han proliferado como el CIDE de México, el Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Chile, por poner un par de ejemplos. En definitiva, la Ciencia Política latinoamericana es variada, es plural, con enfoques que se complementan a veces, y se pelean en otras ocasiones.

-       ¿Cuáles son los temas prioritarios de la Ciencia Política de la región, que se estudia más?

En ALACIP se clasificaron las ponencias recibidas según áreas temáticas y yo creo que hay muchas, y cada uno vive en el micro mundo de sus temas. Hay mucho de partidos, instituciones políticas, legislativos, sistemas electorales, pero hay muchísimo de políticas públicas y Estado. En América Latina creo que es muy común el estudio de caso, sea por políticas públicas o por cuestiones de competencia política, partidos, elecciones, legislativos.

 

Los estudios comparativos en sentido estricto son minoritarios porque todavía existe un rasgo, que ha ido retrocediendo, que es un parroquialismo de la disciplina, ven su espacio, lo ven como relativamente excepcional, interactúan poco con otras realidades. Yo creo que eso sí retrocede. Hay cada vez más estudios comparados, pero es incluso sobre todo en los países grandes, en países como Brasil y México, hasta cierto punto Argentina, donde vas a ver siempre papers sobre la provincia, el Estado tal, el municipio tal. La política sub-nacional es algo que ha entrado más recientemente y justamente promueve estudios particularistas, porque se puede estudiar política sub-nacional a nivel comparado, el que quieras.

En América Latina otra característica que tenemos, que ya no es el parroquialismo nacional, es el parroquialismo regional. Estudiamos América Latina. No veo que tengamos en América Latina grupos académicos que estudien política europea, política africana, asiática, lo que sí tienen los gringos sobre todo y en Europa. La presencia de las Relaciones Internacionales yo creo que ha venido siendo reciente, aunque es tradicional que hubiera incluso en las mismas facultades, política y relaciones internacionales, aquí en Ecuador eso está vivo a nivel de grado, en los congresos, en las conferencias yo lo que he visto es que Relaciones Internacionales tiene más espacio.

-       ¿Qué temas crees que se deberían estudiar en América Latina y que no se estudian a pesar de que son temas importantes?

 

Hay una crítica, que creo que es fundada, que dice que la Ciencia Política no progresa en América Latina más de lo que ha avanzado porque no estudia los temas que le afectan a la política y la sociedad latinoamericana. Hay temas clave que la disciplina trata marginalmente.

 

Yo no tengo esa visión. Creo que en buena medida el parroquialismo en general son temas de estudio que surgen precisamente porque son temas relevantes en ese lugar y yo veo incluso que en la Ciencia Política la búsqueda de estudios que plantean cambiar cosas, que son críticos, pero que buscan traducir sus conclusiones en política pública son muy frecuentes. Mariana Caminotti por ejemplo, el tema de la representación femenina, la cuota legislativa, es un ejemplo de cómo colegas promueven reformas legislativas. La corrupción, por ejemplo, no tiene el peso que debería tener.

 

Yo he hecho estudios en términos de asistencia técnica en convenio con el Organismo Uruguayo de Corrupción, estudios no muy académicos, descriptivos, evaluativos. Eso me llevó con unos colegas, a participar en un proyecto con fondos europeos que tiene un componente de advocacy importante, intentando determinar por qué algunos países tienen menos corrupción que otros, sin que la explicación sea el nivel de desarrollo, porque el nivel de desarrollo explica casi todas las cosas buenas.

 

Allí hubo varios estudios, varios casos de América Latina, porque este fue un estudio que arrancó con muchísimos países pero hubo un proceso para seleccionar algunos casos ejemplares, que fuera el caso ejemplar pero además que el trabajo tuviera la calidad necesaria. Acaba de salir el libro, que es el resultado final de este proyecto que lleva como cinco años, donde está el trabajo que hice con Rafael Piñeiro que es sobre Uruguay, un trabajo sobre Costa Rica que lo hizo Bruce Wilson y otro trabajo sobre Chile. El tema sí se estudia, pero tal vez no tiene el espacio que merece.

Por otro lado, más allá de estudiar la corrupción y la parte de advocacy que promueve la lucha contra la corrupción, más en el plano del gabinete, el trabajo de Aníbal sobre impeachment muestra que la corrupción es un factor clave, los escándalos y la movilización popular vinculada a esos escándalos, es una condición necesaria de la destitución de presidentes. Para mi gusto el tema está. Yo creo que, si vos mirás cualquier tema debe tener gente trabajando, tal vez en algunos temas no hay suficiente volumen o tal vez no haya suficiente calidad. 

Lo que hace falta en América Latina es el trabajo teórico, tanto del lado filosófico, que es un tema del que no puedo decir mucho, más allá del pensamiento latinoamericano y la teoría crítica, pero en teoría en general, teoría de la democracia. Tuvimos a O’Donnell, pero yo no veo, tras O’Donnell, que haya una gran producción que siga ese estilo de trabajo. O’Donnell era un teórico, que más allá de estar inspirado en América Latina, sus teorías son generales y promovieron muchos trabajos empíricos. Pero también nos falta teoría positiva, modelos formales, modelos matemáticos formales, porque yo veo muchísima estadística, no es que no haya latinoamericanos que le metan al tema cualitativo, pero si vos vas a mirar y decís “a ver alguno de estos teoremitas sobre partidos, elección, equilibrios, teorías de juegos” no vas a ver latinoamericanos en la literatura. Tampoco estudios de tipo mundial que comparen América Latina con Europa del Este, yo creo que es una cosa bien atractiva, en la región no hay mucho, debe haber algunos, pero deben ser muy pocos.

-       En el mismo plano, ahora no hablando de los temas sino de las metodologías, ¿por dónde va la región?

Los estudios con “n” grande o mediano en general en el sentido que se puedan usar las técnicas estadísticas estándar, van progresando; se ha incorporado el cualitativo de “n” pequeño como el QCA (Qualitative Comparative Analysis) que logró cierta fama, cierta popularidad. Después está una preocupación, que incluso los propios gringos tienen, que son los trabajos cualitativos pero que no son rigurosos.

 

Hay muchos trabajos que se comunican en términos de discursos académicos que no son teoría y que tampoco son estudios empíricos cualitativos, sino que son ensayos con algunas ideas, con ejemplos, con opiniones, ilustraciones, y muchas veces en ese ámbito se cuestiona el super- cuantitativismo y se reivindica el cualitativismo, pero se reivindica una especie de cualitativismo sin método, por llamarle de alguna manera, es ensayismo. Incluso algunos colegas han trabajado sobre Ciencia Política en América latina, yo no hice lo que muchos colegas han hecho que es agarrar revistas de Ciencia Política y clasificar los artículos según algunas variables, temas, métodos.

 

Recuerdo bien el trabajo de una colega, que además tiene una propensión a defender lo cualitativo, ella encontró justamente eso, es decir, al final tienen una categoría residual, todos los artículos que no tienen tablas con datos, gráficos y regresiones, eso va a la bolsa de lo cualitativo, pero no hay artículos que utilicen por ejemplo proccess tracing con rigor académico o desarrollen una narrativa analítica muy rigurosa, no. Pueden ser ideas buenas, discursos muy inteligentes pero poco rigurosos.

 

-       En la región creo que hasta ahora hay una suerte de tensión entre lo cualitativo y lo cuantitativo. ¿Crees que eso empieza a zanjar o las diferencias están ahí, persisten o se mantienen?

Hay dos ámbitos de resolución de esa parte. Uno, con el que yo de alguna manera simpatizo, que es la búsqueda de la complementariedad, la idea de que hay objetos de estudio que tal vez merezcan un tratamiento más cualitativo y otros que permitan o admitan tratamiento más cuantitativo, para esto ha ayudado mucho la literatura de King, Keohane y Verba, que tal vez tiene un poco de sesgo, pero no desprecia al cualitativo, al contrario (parafraseando) “no estamos diciendo que esto es más científico que esto”; hasta Gerring y Mahoney quienes tratan de poner en el marco de la lógica científica la posibilidad de utilizar distintos enfoques.

 

Hay otro ámbito o terreno donde hay una disputa y esto tiene mucho que ver con la teoría crítica, hay colegas que dicen “los métodos positivistas, lógicos - deductivos y cuantitativos son algo así como una imposición imperialista”, tal vez estoy ridiculizando un poco el discurso. Esto viene del marxismo y de una variante del siglo XX del marxismo, la dominación que hay detrás de este fenómeno. Sartori en su momento se quejó de la irrelevancia de la Ciencia Política super-cuantitativa y eso hasta ahora es percibido, vos vas a una mesa donde todo es con matemática, pareciera como que el mundo real no es muy relevante, se justifican diciendo “bueno como pasó esto, entonces a mí me pareció, entonces estas son mis ecuaciones, este es mi modelo, encontrás significación” y vos decís ¿y esto qué importa?, sí, está muy bien, te diría todo perfecto.

 

Creo que nada debe ser censurado porque si alguien quiere hacer algo que tal vez sea poco relevante desde el punto de vista del mundo real, puede ser un buen logro académico que tenga sentido mirar, por ejemplo, usar lo que otros autores hicieron, en otros casos. Entonces siempre hay como extremismos. Yo creo que también la teoría crítica en algunos casos es como extremista, la idea es que la Ciencia Política que sigue el mainstream está al servicio de la clase dominante, una cosa medio gramsciana, digamos, seríamos como intelectuales orgánicos del sistema.

-       Esto que dices de la teoría crítica, que estoy de acuerdo, que se ve acá también en América Latina en general ¿son investigadores desde la Ciencia Política o son gente que está más bien fuera de la disciplina, en la Sociología, por ejemplo?

Hay muchos de la Ciencia Política, pero tenés razón en el sentido en el que ellos (entrevistador: porque en ALACIP no encuentras mucho de esto de la teoría crítica), pero hay, pero es cierto lo que vos decís sobre el ámbito. CLACSO, por ejemplo, es un buen ámbito donde los que tienen esta visión encuentran financiamiento. CLACSO efectivamente no es de Ciencia Política. Allí hay muchos sociólogos e historiadores y los politólogos tal vez no sean la mayoría de este bloque intelectual, pero yo creo que Pablo Gentili no es politólogo, estudia políticas educativas, pero es un académico con un impacto descomunal, lo que él hace también lo hacen politólogos: el estudio de políticas educativas. Si cortamos estrictamente Ciencia Política, quienes promueven la teoría crítica, son una minoría.

-       Habías mencionado hace un momento, esta cierta cercanía que cada vez es mayor con cosas positivas y negativas respecto a la academia norteamericana, la Ciencia Política más mainstream, por decirlo de alguna manera. En este punto, ¿qué desafíos le ves a la disciplina, a la investigación de la Ciencia Política de América Latina respecto a la norteamericana? Porque tienes dos opciones: una o te apartas radicalmente, que sería lo que acabamos de hablar, o la otra la asumes sin ningún reparo.

Yo hice un estudio sobre la Ciencia Política en América Latina donde tomé dos objetos de estudio, unos son los investigadores y otros son las revistas y mi variable dependiente fue el impacto en citas que lo medí con Google Scholar que me permitía tener impacto de todos. Hice una encuesta por internet, sobre Ciencias Sociales porque hice un proyecto CLACSO cuando hicieron un llamado sobre las Ciencias Sociales en América Latina. Hice una encuesta en donde me respondieron 600 personas de las 3000 que mandé, elaboré una base de datos. Hay dos publicaciones en CLACSO: un documento de trabajo que es un informe final de la investigación, no es algo muy pulido, y hay un artículo en una revista de CLACSO que empezó a sacar hace poco.

Lo de CLACSO es Ciencias Sociales. Incluso comparo disciplinas, muestro cosas como que los economistas son más propensos a escribir sus artículos en inglés, a publicar en journals, a usar métodos cuanti, cosas un poco triviales, pero se muestran. Una cosa que resulta clara es el bajo impacto de la Ciencia Política latinoamericana, las Ciencias Sociales creo que en general, pero me concentré en la Ciencia Política. América Latina hizo un esfuerzo importante en incorporar estándares de exigencia, básicamente dos.

 

El primero, exigir doctorados a los investigadores y exigir que los investigadores publiquen en revistas indexadas. ¿Cómo logró cumplir estos estándares? Creando sus propios doctorados y sus propias revistas. Normalmente publican en español y en portugués ¿Qué es lo que vas a observar? Que las publicaciones en las revistas latinoamericanas están todas en niveles inferiores de calidad de cualquier ranking de las revistas que existen y si vos vas a ver la literatura norteamericana, ellos ignoran las revistas latinoamericanas lisa y llanamente, no forma parte de la literatura, salvo los que estudian un país en particular, ojo no los que estudian Latinoamérica, hay muchos norteamericanos que son latinoamericanistas pero que tienen esa onda “su país de focalización”, entonces el que es experto en un país ese sí conoce todo lo que se publica en español, Peter Siavelis sobre Chile, por ejemplo.

-       Pero tal vez Peter no es un ejemplo de lo que voy a decir, pero muchos incluso pueden leer lo que está en español, pero no lo citan.

A ver, todos los norteamericanos que estudian América Latina saben español porque es un requisito, y que está muy bien, obviamente, si vos estudiás América Latina más vale que sepas español. El problema es que después ellos quieren publicar en buenas revistas y ellos saben lo que van a decir los revisores de los artículos, no les va a importar en lo más mínimo saber si citaste a Santiago Basabe a Daniel Buquet en la revista Iconos o no sé cuál, porque no existe, y ellos a su vez no se van a preocupar por incorporarlo, salvo porque sea relevante para el caso, porque dice una cosa que no está en la otra literatura, entonces allí importa. El desafío es doble, está bien lo que hizo la Ciencia Política latinoamericana incorporando estándares, pero como que generó una segunda división, no jugamos en primera, jugamos en segunda. Por otra parte tenemos a los latinoamericanos que quieren jugar en primera y no publican en las revistas latinoamericanas y hay esta cierta escisión, tal vez en algunos departamentos donde se desprecia a los que publican en español en revistas latinoamericanas.

 

Es muy importante que existan los doctorados y las revistas latinoamericanas, porque ¿qué ocurre?: las revistas mejor ubicadas en el mundo solo aceptan artículos en inglés ¿de acuerdo? Los latinoamericanos no somos gente a los que el inglés nos resulte accesible como a un sueco, a los suecos desde chiquitos les enseñan ingles ¿no? Entonces cuando el tipo entró a la universidad, maneja con soltura y le dicen “mirá no escribás en sueco porque hay muy pocos suecos, escribí en inglés”, el tipo puede hacerlo, está entrenado para eso; obviamente los colegas que han estudiado en Estados Unidos se han adiestrado y les resulta más fácil, pero si nosotros dijéramos que ese es el camino, sería súper elitista, tendríamos pocos politólogos.

 

Pocos son los que logran hacer su doctorado en Estados Unidos, tengan manejo solvente del inglés y publiquen en revistas importantes. Yo creo que permitir que estudiemos nuestros propios doctorados y publiquemos en nuestras propias revistas es el instrumento que hace masivo, equitativo el acceso a la actividad académica y por eso hay que defenderlo y hay que usar estándares propios, del mismo tipo. Yo no digo otros porque en la teoría crítica los estándares serían de otro tipo, yo digo los mismos en el sentido en el que las revistas deben ser arbitradas, deben ser serias; pero está bien que se publique en español aun sabiendo que ese artículo no va a recibir muchas citas del primer mundo y que tal vez el investigador también debe hacer un esfuerzo por publicar en inglés en revistas de mayor impacto.

 

Muchos dicen que “la medición de impacto, es todo lo mismo, cuantitativismo, mainstream, impacto” pero el impacto significa algo muy concreto y es que te leen y aprecian lo que escribiste, o sea si vos apareces citado en un trabajo es porque tu trabajo le sirvió a otro. ¿Qué ocurre?, está bien, por suerte los que hablamos español en el mundo somos muchas personas y por lo tanto es un idioma viable, no es como el sueco, pero la única lengua franca es el inglés; entonces tiene sentido escribir en inglés si vos trabajás en una disciplina universal.

 

No hay una Ciencia Política latinoamericana, hay latinoamericanos que hacemos Ciencia Política ¿no? entonces bueno, tal vez haya cosas que tengan interés sólo en América Latina. Yo en realidad desconfío en esta cosa, porque para mí eso es parroquial, si tu idea es buena, que se refiera a Ecuador en particular, entonces es un aporte a la Ciencia Política, no a la Ciencia Política latinoamericana, si tu idea es buena puede servirle a un japonés o a un nigeriano que haga Ciencia Política, y el japonés y el nigeriano no saben español, ni les interesa, saben inglés, ¿cómo te van a leer? Si lo publicás en inglés.

Yo creo que hay que hacer como ese doble juego, no tomar los estándares, que los estándares gringos, ojo, Peter Siavelis me ilustró mucho porque yo conversé con él, y no en todas las universidades tienen la misma idea acerca de que solo valen los artículos en las revistas del primer cuartil. Me dijo que en Wake Forest evalúan positivamente que publique en español porque ellos creen que está haciendo una contribución en la medida en que lo divulga; como estudia el caso chileno, sus conclusiones también son útiles en el ámbito donde tiene su objeto de estudio.

 

No todas las universidades tienen el estándar que algunos compran como si ese fuera el único, de hecho, en Estados Unidos hay grandes debates y toda esta onda cualitativista nueva viene de un debate que se inició a principio de siglo, la famosa perestroika, el rechazo de muchos académicos en Estados Unidos por esas exigencias súper cuantitativas que tenían en American Political Science Review, en Americal Journal of Politica Science, que era “si no tenés una teoría, una hipótesis y un modelo que pruebe tu hipótesis”, el artículo ni siquiera es evaluado, eso ha cambiado, se han vuelto más plurales a nivel metodológico.

 

Tuvimos una conferencia en Lima hace un par de años o más, Martín Tanaka organizó un workshop donde me invitó precisamente porque yo venía trabajando sobre Ciencia Política y luego salió un libro que se presentó en el congreso en ALACIP, lo editó la PUC (Pontificia Universidad Católica) de Lima. Kurt Weyland, en ese workshop dijo que el estado actual de la Ciencia Política de Estados Unidos era una oportunidad para los politólogos de América Latina porque en Estados Unidos se habían puesto de moda los métodos cualitativos y los estudios de caso, esto permitía que los latinoamericanos, que estábamos menos entrenados en los comparativos con “n” grande súper estadísticos, nos acopláramos más fácilmente a las tendencias principales; fue una reflexión bien interesante porque era una ventana de oportunidad, aprovechando la moda metodológica, porque tampoco es una cuestión de si tenés razón o no.

-       Hace un par de años yo publiqué un artículo en una revista importante de política judicial norteamericana en inglés, una revista súper citada, acá se la conoce menos porque sobre todo es sobre Cortes Americanas, pero ahora se están abriendo hacia Cortes Latinoamericanas, entonces era un trabajo sobre Supremas en América Latina que me costó mucho trabajo. Pasar las tres revisiones, escribirlo en inglés, enviar a alguien que te edite en inglés, todo el tema; salió el artículo, el artículo esos dos años casi no tuvo citas, fue un artículo casi inédito, sin citas; a los dos años le escribí en español y le pedí autorización para traducirlo al español, hice la traducción al español, lo publiqué en una revista on-line, por supuesto no de las más rankeadas de América Latina, no podía ser ni Política y Gobierno o la Revista de Ciencia Política, fue una revista sin mayor nivel de impacto pero las citas fueron exponenciales, o sea era una cosa, me citan colegas latinos.

Ese es un excelente ejemplo de ni lo uno, ni lo otro (entrevistador: claro porque te quedas en la mitad), ni publicar sólo en español, ni sólo parroquial porque si no, no estás dialogando con el mundo y no podés estar desarticulado de la disciplina, pero no sólo publicar en revistas norteamericanas que justamente, tal vez pase eso, tal vez pase que los norteamericanos que estudian poder judicial y que leen esas revistas dicen “a  mí que me importa América Latina”, ok, pero los pasaron por alto, no saben si dices algo relevante.

-       Te quedas en la mitad porque no te leen y no te citan en el norte, y no te leen, ni te citan en el sur, hay una deficiencia de lectura en inglés en América Latina es crónica, excepto México, pero en la gran mayoría de nuestros países la gente no lee en inglés y el acceso a las revistas norteamericanas no es open access, entonces tienen que pagar y las universidades en general no tienen acceso a eso.

Eso se va modificando, pero es cierto, pero además nosotros tenemos una elite. Los latinos que van a colegios bilingües tienen la misma capacidad que el sueco, tiene la misma vida que el sueco, luego van a hacer sus posgrados en Estados Unidos, luego publican solo en inglés o preferentemente en inglés, entonces tendríamos una Ciencia Política norteamericana, una comunidad de latinoamericanos que hacen Ciencia Política que en realidad están casi de espaldas a América Latina.

 

De otro lado, tendrías una masa de Ciencia Política de segunda calidad, de segunda selección, que no dialoga; para mí el punto es ir por el medio, ni lo uno ni lo otro. Yo creo que incluso, no sé bien el porcentaje, en Montevideo cuando doy clase en licenciatura los que te dicen que pueden leer con fluidez en inglés es un 10%, entonces no le podés dar bibliografía en inglés, luego a los que vos ves que les interesa la investigación y que quieren hacer un posgrado, lo primero que le decís, porque nuestra universidad no lo provee, es “loco, estudiá ingles porque si querés hacer Ciencia Política, como mínimo vas a tener que leer en inglés”. A veces ves muchos artículos, hasta tesis de doctorado que toda la bibliografía es parroquial, tienen por ahí citas de Sartori, Linz o Dahl y Lijphart, que están traducidos. Entonces bueno, creo que para empezar las personas que no están entrenadas en el idioma inglés tienen que poder hacer Ciencia Política en español, porque si no ¿qué pasa?, limitas mucho el potencial académico para aportar a la disciplina; cuanta más gente tengas trabajando, más probable va a ser que surjan buenas ideas y buenos aportes a la disciplina.

 

Después hay que tener políticas de promoción. Una muy simple es pagar traducciones, que los sistemas de investigación, los propios departamentos financien traducciones. Hay que poner plata y criterios rigurosos de selección, tal vez FLACSO podría decir que todos los años va a evaluar los papers que hayan producido en español sus académicos, conformar un tribunal y seleccionar un número de esas publicaciones para que sean bien traducidas, para publicarlo en una revista de mayor impacto, puede ser la propia institución, puede ser un sistema nacional de publicación.

 

IPSA (International Political Science Association) tiene una revista que se llama Word Political Science, que tuvo una trayectoria errática en sus primeros años, ahora está siendo relanzada, cuya única finalidad es publicar en inglés artículos que ellos llaman ganadores pero que hayan sido publicados en otros idiomas. Es una red de revistas y asociaciones de Ciencia Política que le pueden enviar a WPS un artículo seleccionado a través de algún procedimiento, publicado en español o en el idioma que sea, traducido en inglés. Ellos no se hacen cargo de la traducción, pero lo que tiene es que si esto está bien hecho y después ese artículo es revisado, porque ellos quieren resguardar el prestigio académico de la revista, pero es una publicación casi segura, no es como le pasa a casi todo el mundo cuando quiere publicar en una buena revista internacional y es que, bueno, esos son casi cuatro años de trabajo, esto es que consigues la plata para la traducción y ese artículo va a salir seguramente, te van a pedir alguna corrección o cambio menor.

-       En un artículo que está ya en revista que analizamos las publicaciones de Ciencia Política en América Latina, inglés y portugués, hay un reporte de Napoleón Castos del centro de investigaciones de Cambridge, ninguno de los trece países latinoamericanos incluidos en su estudio tiene nivel muy alto de inglés o alto, ni muy alto ni alto, solamente Argentina y México medios, Costa Rica, Guatemala, Salvador y Brasil bajo, dominicana, Perú , Chile, Panamá y Colombia nivel de inglés muy bajo, eso da cuenta de lo que decías y me da para plantearte la siguiente pregunta que tiene que ver con la oferta de revistas en Ciencia Política en América, si ves, pensando en las más top tienes: Revista Ciencia Política de la Católica, Política y Gobierno del CIDE de México, Dados Brasil, Opinión Pública de Brasil y nada más, en éstas que tienen índice de Scimago. Podrías incluir a América Latina Hoy, no es latinoamericana, pero es sobre América Latina y es en español.

-       Pero ves, son seis o siete, ahí el punto: ¿qué hacer? ¿Hacer más revistas, mejorar las existentes, por donde crees que debemos ir?

Yo no le diría a nadie que no saque una revista, pero creo que el objetivo es indexar las revistas que ya tenemos, hay muchas revistas.

      ¿Cuáles agregarías importantes que están en ese paso para llegar a ser como política y gobierno?

Yo tendría que revisar mi propio ranking porque para mi paper hice un ranking basado en citas con Google Scholar, porque esto es bien diferente. Por ejemplo, la revista Iconos tiene un gran impacto, parece no tener interés del impacto, pero si vos buscás –yo uso un programa que se llama Publish or Perish que defiende a Google Scholar contra las élites- a través de ese programa yo calculé las citas de cada una de las revistas y algunas cosas me sorprendieron.

 

Hay revistas brasileñas de Administración Pública o cosas así, la propia revista Iconos tienen muchas citas y posiblemente no estén interesados, pero bueno todas las revistas de América Latina están en Latindex pero no es un index, es un catálogo, tienen dos categorías: una de ellas simplemente determina si la revista pretende cumplir con los estándares pero ellos no prueban que se cumplan, simplemente reportan el cumplimiento de una treintena de criterios y nada más, y ellos te dan los datos de la revista.

 

Todas las revistas buscan alguna certificación por lo menos a través de Latindex. Hay un proyecto mexicano que se llama Redalyc que yo creo que es bastante interesante, sobre todo tienen mucha más información bibliométrica, hay un proyecto español que se llama Dialnet, pero creo que el mejor de América Latina es Scielo porque ese sistema está trabajando la perspectiva misma de Thompson y Scimago, de hecho tiene un acuerdo con Thompson y para mi sorpresa, si vos entrás en Thompson ya está Scielo dentro de Thompson, es como una base aparte, no están mezcladas las bases, pero vos podés saber desde Thompson la revistas de Scielo Ahí hay un esfuerzo, por ejemplo, nuestra revista, nosotros la tenemos en todas estas cosas: Latindex, Dialnet, no es todavía Scimago, lo que ahora nos hemos propuesto es que seamos incluidos en Scopus. Scimago es el que hace la bibliometría, Scopus es el que tiene la base de datos de los artículos y las revistas. En Uruguay, por ejemplo, que es un país pequeño, se hizo una cosa bien interesante, la agencia de investigación compró el acceso a Scopus y se lo proveen a las universidades. Yo puedo acceder desde cualquier lado a Scopus.

Scopus le ha hecho un gran agujero a Thompson. Creo que este es un proceso muy bueno. Antes no era Thompson, compró ISI que era un señor Garfild que inventó este negocio, se llenó de oro, era súper elitista y súper oscuro, las revistas que estaban en ISI, lo que después fue Web of Knowledge era porque el señor decidía que debían estar allí porque eran las más influyentes del mundo. Cuando apareció Scopus, en este siglo, muchas revistas también se registraron en Scopus muchas que estaban en ISI, y Scopus puso un letrero mucho más amplio “yo tengo criterios para aceptar revistas, yo no decido arbitrariamente si una revista entra o no, la revista debe demostrar los criterios”, ahí las revistas empezaron a aspirar a Scopus, Scopus las fue incorporando, al rato Scopus tenía muchas más revistas que las de ISI pero muchas de las de ISI estaban en Scopus, esto le metió mucha presión a ISI o a Thompson para decir “nosotros estamos incorporando nuevas revistas, tenemos revistas regionales”, y te muestran gráficos de cómo sus bases de datos son más amplias y cosas por el estilo.

-       La formación de los doctorados es fundamental. ¿qué debería tomar un doctorado latinoamericano de la academia norteamericana y de la academia europea continental? ¿En dónde debería estar o está el sello distintivo de hacer un doctorado en Ciencia Política en América Latina? ¿Qué de esas cosas no podrías tomarlas en Estados Unidos o Europa?

Si viniera un estudiante, de los talentosos, que tiene buen manejo del inglés y que quiere hacer una carrera académica, yo jamás le recomendaría que haga un doctorado en América Latina, a pesar de que yo hice un doctorado en América latina. Le diría “andate a Estados Unidos o Europa” tal vez Italia o Alemania, Francia depende del estilo que te guste de la academia, lugares en donde se trabaja en inglés. Lo que te da el doctorado latinoamericano, igual que el español, es poder hacerlo sin tener un manejo muy fluido del inglés, mientras tanto te vas entrenando en inglés. En nuestros doctorados se obliga a nuestros estudiantes a leer en inglés.

Para los interesados en América Latina tienen otra virtud. Si haces el doctorado en otro país latinoamericano, que no sea el tuyo, te va ayudar mucho convivir con gente, si viene un uruguayo va a tener la ventaja de conocer la realidad de Ecuador y a personas de otros países, se va a sacar prejuicios, toda esa interacción va a ser muy favorable y lo va a ayudar si va a estudiar América Latina y va a tener conocimiento de primera mano porque no es lo mismo leer artículos o libros que tener un colega mexicano o tener dos años viviendo en Ecuador, eso te ayuda porque si vos querés estudiar América Latina pero vas a hacer tu doctorado en Hamburgo, bueno, tal vez tengas algunos compañeros latinoamericanos pero no vas a conocer otra parte de América Latina. Eso puede ser una ventaja, el idioma y la propia región de interés académico son factores interesantes.

 

Después nuestros doctorados podrían, más que mejorar, no sé si tal vez ir al modelo de publicar artículos sin dejar de presentar la tesis. Yo creo que hay un prejuicio de que la tesis debe ser muy larga, tal vez con cien páginas está bien, y pedirle al estudiante que en lugar de hacer todo ese ejercicio teórico haga tres artículos que sean publicables y luego se empaqueta eso con una introducción y conclusiones en un libro de no más de cien páginas, entonces aprueba el doctorado con esa tesis pero tiene tres artículos para publicar. Puede ser que les cueste publicarlo, muchas veces es difícil transformar al doctorado reciente en un investigador porque muchos pretenden publicar su libro con su tesis, francamente creo que eso no suele ser una gran contribución, nadie va a leer esos libros, si los libros los publican las editoriales latinoamericanas no los leen ni los latinoamericanos, tal vez en el país si la editorial tiene algún prestigio, a veces ni siquiera están en internet.

Los que van a Cambridge University Press o incluso a las comerciales, bueno eso tiene otro valor, porque eso es meterse en la literatura mundial, tal vez haya que hacer un esfuerzo, casi no existe, de que las editoriales latinoamericanas y españolas, académicas, empiecen a publicar trabajos rigurosamente arbitrados en español. En Uruguay es un desastre porque primero, no hay editoriales académicas; segundo las editoriales comerciales que tienen algún interés académico cuando publican, publican cosas que van a vender. Entonces ¿cómo publican los académicos? pagándole a la editorial y lo que terminás haciendo es una autopublicación y para mí eso no tienen ningún valor salvo que, bueno, a la gente le gusta tener su librito y hacer la presentación del libro.

Tendríamos que entrenarlos mejor para que inmediatamente lo que ellos produjeron con la tesis vaya a parar en una revista y, así sea una revista latinoamericana que no sea de los más tops, que esté on-line, ese trabajo va a ser rápidamente leído en todas partes donde esto pueda tener algún interés, y no el libro. Yo tengo trabajos publicados en libros en Uruguay, yo le digo a un colega “yo tengo un capítulo en un libro y no tengo un pdf de eso” en algunos casos tengo un escaneo, una cosa horrible y francamente es como una práctica berreta, diríamos hacia atrás.

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